sábado, 31 de marzo de 2018

CENTINELAS

Pienso que si me acodara en la barra de un Pub de Malvinas y me pusiera a tomar cerveza con un Kelper, encontraría que tenemos muchas coincidencias.
Estaría de acuerdo con él en que los argentinos fuimos bravos guerreros y que mas vale no darnos ni un tranco de ventaja porque vivimos con la sangre en el ojo con Malvinas.
Aunque no parezca, la suficiente sangre como para dejarnos llevar a una guerra siendo demasiado jóvenes, con nula instrucción, tecnología atrasada y armamento obsoleto. Es obvio que somos bravos por demás y muy inconcientes.
Estaríamos de acuerdo en que si no se hubieran resistido, hoy, en vez de ser una apacible aldea ordenada y limpia, con casas simpáticas de jardines floridos habitadas por gente amable y educada, podrían haber optado por la propuesta nacional y popular y hoy estarían como los grandes emprendimientos patagónicos. Grandes carteles de “Aquí también la nación crece” decorarían la monotonía del paisaje austral. 
En vez de kelpers con hijos de pecas y pelo enrulado estarían llenos de sakeadores al estilo Rudy Ulloa Igor administrando casinos y prostíbulos propiedad de Néstor, Cristina y Cristóbal López.
No tendríamos dudas, mi amigo Kelper y yo, de que las islas conocieron y tienen lo mejor de nosotros. Sólo lo mejor, esa bravura e inconciencia del que ofrenda hasta el alma por amor a la patria.
Si tomara una cerveza con mi amigo Kelper estaríamos de acuerdo en que es cierto que Galtieri terminó siendo el mejor agente inglés y que su guerra alejó la posibilidad de un inminente acercamiento POR DECADAS.
Estaríamos de acuerdo en que es curioso que en Argentina sigamos hablando y actuando como si esa guerra “de Galtieri” no hubiera existido y que es un espanto el trato que le hemos dado a nuestros soldados.
Estaríamos muy de acuerdo en que Malvinas se ha transformado en una bandera electoral que, cada tanto, un líder deshonesto agita y nos toma por idiotas.  
Estaríamos de acuerdo en que jamás se invirtió en ninguna idea de largo plazo. Nunca un intercambio estudiantil, un contingente de médicos para hacer la residencia en el “hospital de Puerto Argentino”, maestros que enseñen el castellano en sus colegios o alumnos del Carlos Pellegrini que vayan de viaje de egresados a visitar ese pedazo de patria.
A la quinta cerveza, acordaríamos que es un trabajo muy arduo pero es el único que nos queda, sobre todo después de perder una guerra y 35 años de indiferencia.
Parece que por fin vamos entendiendo. Después de 35 años las tumbas tienen nombre y una madre que llora abrazada a una cruz. ¡35 años al viento como soldados de la patria solo conocidos por Dios!
Si me tomara unas cervezas en el Pub de Malvinas no discutiría si estoy en Puerto Argentino o Stanley, preguntaría donde están enterrados los soldados ingleses que dejaron la vida en la guerra… y cuando me contesten que fueron repatriados envueltos en su bandera, les rendiría homenaje y luego preguntaría donde están enterrados mis compatriotas.
Estaríamos de acuerdo con mi amigo Kelper en que mis compatriotas, enterrados en Darwin, descansan en paz.
Ellos están en casa. Son los centinelas de Malvinas. Centinelas de la patria.
Juan Martín Perkins

domingo, 25 de marzo de 2018

#TODAVIDAVALE

Emociona mucho cuando se producen movilizaciones multitudinarias de personas que no responden a estructuras políticas.
Yo lo llamo milagro humanista.
En este momento estoy viendo personas, familias enteras, que recorren Buenos Aires. Llevan su cara descubierta y van cantando sin palos ni puños apretados o gestos amenazantes. No pegan carteles, no pintan con aerosol, no dañan propiedades, solo marchan dando testimonio.
Quizás no sean de interés periodístico porque no marchan desnudos ni son acompañados por la dirigencia política, pero todo aquel que los está viendo sabe que ellos son y están por la mejor causa. ¡Siempre están! y salen, sólo, por lo que verdaderamente importa.
Cuando la causa no es mezquina, estas personas salen, revientan la calle y todos quedamos temblando. Es una pulsión de vida. Es en defensa propia. Es un acto reflejo de nuestra conciencia.
Feliz día del niño por nacer!!! 
Juan Martín Perkins.

sábado, 24 de marzo de 2018

CUTU

Un amigo me cuenta la experiencia de compartir un momento maravilloso con su hijo menor.
Lo llamamos Cutu y es un personaje que conozco desde que nació.
Tiene 7 años y es muy compañero de su padre. Un chico bueno y muy bien educado.
El Cutu acompaña a su padre al campo, todo le interesa y lo entusiasma. Tiene todos los sentidos dispuestos y empeñados en absorber conocimientos. Pregunta todo y está siempre atento.
Le ceba mate al padre mientras esperan a un veterinario que les va a revisar unas vaquillonas.
A la orilla de un arroyo que baja serpenteante de la sierra, en Balcarce, el Cutu, pensativo, le llama la atención al padre y le pregunta: ¿Vos sabes explicarme porqué los palos flotan en el arroyo?
Mi amigo es un buen padre. Da a sus hijos lo mas preciado que puede dar: tiempo, atención, comunicación y verdad.
Cutu tiene ahora una idea perfecta de porqué flotan los palos en el arroyo. También sabe cómo, porqué y por dónde nacen los bebes y los terneros, los pollos y las ballenas o todo bicho que se te ocurra preguntarle. Sabe rezar y sabe que es muy malo mentir o engañar. A pesar de todo lo que ya sabe, pregunta, pregunta y pregunta.
Cutu y su familia viven en una chacra a 18 km de la ciudad. Va a la escuela pública y vive el drama de muchos días sin clase que sus padres tienen que suplir con mucha dedicación. No es fácil, pero la van llevando, no queda otra que pelearla. Los chicos merecen tener su oportunidad.
Les cuento sobre Cutu porque creo que se lo debo. A él y a todos los chicos y sus familias inocentes de toda mezquindad. Familias trabajadoras que, con dificultad, luchan por salir adelante, criar y educar a sus hijos en el ejemplo.
Les cuento sobre Cutu, el hijo menor de mi amigo, porque él y su familia son una muestra de lo más preciado que tenemos como sociedad.
Las familias unidas lo resisten todo. La guerra, la enfermedad, la muerte, la seca, la inundación y toda adversidad. Las familias que se aman en unión pueden resistirlo todo .
Las familias hacemos la sociedad y ese criterio de unidad debe ser extensivo para hacer un mejor país.
Debemos pensar en manos de quienes depositamos la confianza. Tenemos que revisar muy bien los sistemas que no están funcionando. Faltan no solo en “cantidad” ya que el déficit mas grande de nuestra deuda educativa es de “calidad”.
Esta semana escuché a la gente de un gremio de la educación, que en conferencia de prensa leyó un comunicado. Me obligó a interiorizarme en el tema. 
Me alarmó mucho el episodio. Pensé en Cutu, en su inocencia y  pulsión por informarse y aprender, y me angustió mucho el mensaje contradictorio que puede recibir de los adultos que se comportan así en ámbitos institucionales. Ni pensar en las aulas…
No quiero llenar de adjetivos a este episodio bizarro que ocurrió en el HCD de Pehuajó. No se ni como llamarlo, mucho menos describirlo. Solo se que me avergüenza; y que uno como padre puede explicar casi todo a los hijos… sabemos explicar porqué flotan los palos en el arroyo, pero hay cosas que nos resultan inexplicables, por lo inadecuadas e incoherentes. 
Esperé en vano un pedido de disculpas que indicara un reconocimiento del error. Pero no hubo una sola actitud que aliviara la pena. Ganó el mal ejemplo y después, como siempre, se le echó la culpa a los fantasmas conspirativos que siempre usan para faltarnos el respeto. Así queda la duda para siempre. Así perdemos todos.
Cutu ya sabe porqué flotan los palos en el arroyo, pero no sabemos como explicarle porque estamos tan desunidos, porque somos tan decadentes y ordinarios para comunicarnos, ni porqué banalizamos tanto las palabras hasta desintegrarles el significado.
Está claro que no estamos ocupados en lo importante. Nadie advierte que Cutu nos está mirando… y aprende de nuestros ejemplos, no de las declamaciones. 
Perdón Cutu.
Juan Martín Perkins.

sábado, 17 de marzo de 2018

ZONA LIBERADA

Hay dos categorías de políticos, los comunes y corrientes, y luego está la categoría superior, los estadistas.
Los políticos comunes no conducen ni educan a su pueblo por la virtud, simplemente lo lideran. Interpretan la realidad, interpretan tus deseos y los expresan con más o menos demagogia.
El Estadista, en cambio, no siempre dice lo que queres escuchar, pero trabaja en la verdad y te conduce tras un proyecto que cree conveniente para el porvenir, forzando cambios y corrigiendo rumbos aunque tengan “costo político“.
Vos sabrás discernir que clase de políticos tenemos gobernando Pehuajó, pero yo te voy a pedir un ejercicio que te lleve un poco mas allá.
Te voy a pedir que reflexiones sobre que tipo de pueblo somos. ¿Somos uno al que se le puede pedir sangre sudor y lágrimas, o somos algo mas parecido a Sodoma y Gomorra donde no se puede pretender, siquiera, que se respete un semáforo?
Cuando ocurrió la “tragedia” del encuentro de motos, así en caliente, pensé que el “accidente” tenía que significar un antes y un después.
Vi, en la semana, que hicimos lo de siempre. Buscar un demonio para hacerlo depositario de todos nuestras culpas. Preferentemente buscamos un político o un milico para aplicarle la sanción correspondiente y así purgar las culpas de nuestro inconciente colectivo.
Sabemos la calidad de políticos que tenemos, una y otra vez nos lo confirman. ¿Pero nos atrevemos a ver el tipo de pueblo que somos?
Somos lo que años de GARANTISMO, POPULISMO y RELATO hicieron de nosotros. Nos dejaron incapaces de organizar con orden y seguridad la salida de chiquitos de un jardín de infantes.
Los políticos que tenemos gobernando Pehuajó barrenan la ola y nos dan lo que queremos. “Pan y circo con ZONA LIBERADA“, solo que esta vez tuvieron mala suerte..
Lo que pasó en el encuentro de motos tiene responsables directos pero también tiene relación con como somos y con como nos dejamos gobernar.
Dejemos de llamarlo tragedia.
¿Qué nombre le ponemos a lo que pasó en el acceso? 
Si llamamos “accidente” a una moto en willy o palito que se lleva una vida… faltamos a la verdad, nos mentimos a nosotros mismos.
¿Cómo llamamos al “acto solidario con colaboración ciudadana” que desaparece la moto y altera la escena antes del peritaje de la policía científica?. ¿Delito penal? Deberíamos, porque es lo que es. Uno tras otro.
¿Cómo llamamos a que nunca haya padres ni tutores responsables aportando criterio como para parar lo que TODOS sabíamos que terminaría mal?
Siempre me pregunto donde estamos a la hora de educar y prevenir. ¿Dónde estamos antes? Para no terminar después en una marcha…. cuando ya es tarde.
Nos desvela el país que les dejaremos a nuestros hijos, ¿y los hijos que le estamos dejando al país?
Somos expertos en matar al mensajero, porque no nos gusta que nos marquen un error, pero reflexionemos. No sirve encontrar y condenar a un demonio.
No nos devuelve vidas, ni orden, ni prosperidad, ni bienestar ni nada. Lo que sirve, es aprender a ver la realidad y demandar cosas diferentes. Aportando y exigiendo lo que corresponde.
Y cuando hagamos eso, estos políticos comunes y corrientes salidos de nuestro seno social, leerán nuestra “nueva realidad” y empezarán a ofrecer políticas según nuestras “nuevas” demandas.
Los pueblos siempre tienen los gobiernos que se merecen y la realidad que se construyen. Siempre.
Este doloroso episodio que terminó con la vida de Yamíl Adrián Herrera Wenceslao, QEPD, tiene que servir para preguntarnos porqué no hemos solucionado aún el tema del tránsito en modalidad ruleta rusa.
Se ve que solucionarlo es una acción que supone un alto costo político. Eso habla de que tipo de político es nuestro intendente, pero también, de que tipo de pueblo somos.
Hubo un señor, vaya desde aquí mi homenaje y agradecimiento, que se presentó a hacer la denuncia policial 3 horas antes de la tragedia. El Sr Alejandro Mutti se convirtió en un faro ciudadano. Debimos haber sido miles acompañándolo.
Pehuajó precisa más ciudadanía. De ella saldrá un estadista…. y todos daremos un salto de calidad.
Juan Martín Perkins

sábado, 10 de marzo de 2018

10 AÑOS

Me gustaría poder escribir algo a la medida de los productores agropecuarios. Un mensaje que usara las palabras justas. Sin altisonancias, con humildad y respeto, como les gusta comunicarse a los verdaderos hombres y mujeres de campo.
Todos sabemos que estos son momentos difíciles. La seca es feroz… porque achicharra hasta el alma.
Pero también sabemos que el campo siempre da revancha, todo pasa y esto también pasará.
No es fácil encontrar las palabras cuando se te está evaporando la esperanza del progreso que te proporcionaría un esperado resultado económico… que sabes que no llegará y te quedarás con deudas.
Te armarás de paciencia… y a volver a empezar. Esto es así. Es nuestra naturaleza. Son gajes del oficio para una fábrica a cielo abierto.
Quería decir algo, chacarero, gringo, paisano, colega, compañero, querido amigo, que te reconforte, aunque sea un poquito. Que te reconozca el esfuerzo y te haga sentir acompañado. ¡No estás solo!
Está muy claro, que estás soportando una presión impositiva tan salvaje y feroz como la seca, aunque no te quejas porque le estás poniendo el hombro al país, pechando con toda la fuerza. 
Cuál de las dos mas implacable!!, la seca o los impuestos!!
Es bueno y oportuno aclararlo, justo a 10 años de la 125. Cuando inventaron aquello de la “renta extraordinaria” y te obligaron a subirte a la ruta para evitar que te saquearan.
El domingo 11 de marzo hará 10 años y, a pesar de los avatares de la naturaleza, quiero que recuerdes esa gesta con orgullo y alegría. Porque supiste estar a la altura. Como siempre, callado y respetuoso, poniendo el cuerpo como tantas veces de tranqueras adentro. Y supiste defender lo que por derecho te corresponde.
Tu renta, el resultado de tu esfuerzo, que nunca es extraordinaria porque sabemos que la actividad tiene estas contingencias que nos llevan las previsiones.
Lo sabemos y las aceptamos como reglas de juego de la producción agropecuaria y la vida en el interior productivo que depende del campo.
El 11 de marzo debe ser recordado con orgullo y alegría teniendo en claro que aceptamos con humildad lo que Dios manda, pero sabemos plantarnos ante la injusticia y el atropello de burócratas de ayer, hoy y siempre que pretendan intervenir en cada acto privado de nuestra vida para despojarnos de lo que es nuestro.
Viva el campo y la ciudad. Viva la vida en el interior y la cultura del trabajo.
Juan Martín Perkins.

sábado, 3 de marzo de 2018

TREN BALA

Es sabido que tenemos propensión a poner siempre culpas en terceros. No asumimos las propias.
Es muy argento desde 1910. Los revisionistas decretaron que había que tener vergüenza de la forma en que nos habíamos convertido en un país pujante. Somos los acomplejados del primer centenario porque el revisionismo nos enseñó, y nos sigue enseñando, a aborrecer a la generación del 80 y la manera en como organizó el país.
Roca es el demonio junto a Avellaneda, Sarmiento, Mitre y demás secuaces que aplicaron principios progresistas y liberales. ¡Hay que bajarlos de los monumentos!!!
Vuelvo al punto, siempre ponemos en terceros las culpas de nuestros fracasos y frustraciones. Cuando no en los genocidas y oligarcas de adentro, entonces nos dedicamos al imperialismo. Todos nos oprimen y nos chupan la sangre. Pobres de nosotros que éramos un gran proyecto de país, hasta que todo el mundo conspiró para hacernos fracasar.
No es así. Hace 100 años que somos autodidactas del fracaso.
El problema de la educación pública no tiene responsables, salvo el demonio a designar. Puede ser la gobernadora, Rita Arriarán, el presidente…. Los demás, 40 millones de víctimas. ¿Es así?
Esta semana hice un viaje a la cordillera y vi otro ejemplo de una decadencia que, pareciera, fue obra y gracia del Espíritu Santo, los trenes.
Por donde vayas, hasta el último confín de la patria, vas a encontrar ruinas de un pasado ferroviario. ¡¡Y que pasado!!.
Fuimos algo superior. Una gran promesa de país que no nos animamos a ser.
Llegábamos al Pacífico con los trenes. Eran un lujo de capitales británicos porque éramos un país abierto.
Los revisionistas te cuentan que en La vuelta de Obligado rechazábamos una invasión pero no te dicen que, mientras, los ingleses y franceses ya estaban tendiendo vías para que, entre 1860 y 1870 ya tuviéramos el ferrocarril.
El revisionismo te enseña que lo hicieron para esquilmarnos y llevarse nuestras riquezas, por eso confluían en el puerto. Todo parte del mismo complejo conspirativo. El mundo chupando la sangre de las venas abiertas de America Latina… (aunque Galeano haya confesado que hoy no escribiría ese libro).
A fines de 1947 vencía la ley Mitre de 1907 que derogaba el sistema de garantía de beneficios otorgado en 1860 que les daba la exención de los impuestos sobre los equipos y materiales importados a las compañias ferroviarias. 
¿Que hicimos entonces?
Los británicos gestionaron la posibilidad de asociaciones con inversiones argentinas con la esperanza de desarrollar empresas mixtas con capitales argentinos… pero no. ¡Gringos go home!!
Se instaló que el movimiento obrero exigía la nacionalización y que era un proceso largamente reclamado.
Ni lerdo ni perezoso, Perón olfateó rédito político y encaró. A su juego lo llamaron. La Fraternidad pidió la nacionalización y Perón hizo como que echaba a los ingleses cuando ya se iban solos. ¡Fuera!
El 1 de marzo de 1948 una multitud se dio cita en la plaza de Retiro de Buenos Aires para celebrar el evento. ¿Sabes como llamó el Pocho a los ferrocarriles? Adiviná. Sarmiento, Roca, Mitre, Urquiza, San Martín y Belgrano… ¿en quienes pensaste? ¿En Inakayal, Sayhueque, Calfucurá, Catriel, Pincen…?.
Nooo, Perón no era tan progre como para apelar al relato “originario“.
Ese 1° de marzo se festejó en todas las estaciones del país. Se programaron actos que contaron con el entusiasmo del gran pueblo argentino salud!. Se dictaron resoluciones que se hicieron publicar en todos los periódicos de la época para que los festejos fueran multitudinarios… y lo fueron.
Bueno, ¿y qué pasó? Cantamos el himno, nos golpeamos el pecho, puteamos a los ingleses, gritamos viva la patria y después… empezamos la destrucción del ferrocarril. Una larga decadencia que terminó en la agonía del famoso y recordado: “ramal que para, ramal que cierra” de Carlos Saúl, nuestro gran demonio “neo liberal” designado en ese momento para purgar las culpas del gran fracaso nacional.
Como con la educación… nadie fue.
Como con los 70, los Montoneros y la posterior represión… nadie fue.
Nadie fue. O mejor dicho, siempre es algún demonio que nos releva de la culpa.
Esto de creer que los demonios se llevan las culpas es una idiotez bien argenta. Puro pensamiento mágico mas ligero que el tren bala.
Juan Martín Perkins.
 

sábado, 24 de febrero de 2018

RITA LA PEOR DE TODAS

Muchas veces, la demagogia, nos distrae del punto y además, el enojo que nos provoca que nos digan la verdad, nos impide resolver los problemas que arrastramos desde hace mucho tiempo.
La mayoría de los políticos, por suerte no todos, son especialistas en patear la pelota afuera o postergar todo para que lo resuelva otro. 
Siempre aguantamos y postergamos hasta que la situación se hace insostenible y cuando, finalmente, alguien se hace cargo, entonces sale el ejército de voluntarios pidiendo lapidación y crucifixión.
En estos días estuvo en los medios locales la decisión de fusionar divisiones y cerrar el turno mañana de la Escuela N° 11 de Guanaco.
Estando en un taller escuché en la radio que había gran alboroto con el tema y después vi en el diario como la comunidad política le dio maza a la jefa distrital.
No conozco a la señora Rita Arriaran, pero estoy seguro de que la debe estar pasando mal y sentí la obligación de solidarizarme. Es muy nuestro eso de erigir un demonio y hacerlo responsable de todos los males cuando, sabemos, que hemos mirado para otro lado mientras se preparaba esta menezunda.
Pregunto que opinan en el taller. Me sorprendieron las respuestas. Éramos 6 personas pero solo 1 compartía la noticia contada de la manera políticamente correcta. Los demás tenían claro otro panorama.
El comentario era que todos sabemos que la jefa distrital tiene razón, pero lamentablemente nadie la iba a acompañar porque, hacer lo que hay que hacer, tiene un costo político demasiado elevado.
¿Cómo es eso? Pregunté. Y claro, resulta que todos sabemos que existen nóminas de alumnos virtuales. Alumnos de palo que le llaman. (Y no solo en Guanaco)
¿Y cómo es eso? Claro como el agua. No existen, desertaron. Se fueron a Pehuajó, abandonaron o nunca existieron.
¿Y entonces? Y entonces viene un gobierno que por fin decide, como puede, a los ponchazos, empezar a poner orden para racionalizar y optimizar recursos y arde Troya!!
“Te imaginas!!! ¿Quién toca esa industria? Es una estructura armada sobre dimensionada, hipertrofiada que se considera inamovible y está aceitada para mucha gente que se vale de los vicios del sistema“.
El tema no es la educación pública y la contención de los chicos. Además, los resultados están a la vista. Los alumnos ¡NO ESTÁN!.
Y de lo que hay… ¿nadie de la comunidad educativa puede hacer una autocrítica?
Recuerdo cuando cerraron “Las Juanitas”. Teníamos una sola maestra para todos los grados de 1° a 6°!! Y además nos hacía el chocolate y la limpieza de la escuela con nuestra ayuda. Claro en una época en la que no había licencias, suplentes, certificados truchos y todo lo que pulula ahora. La cerraron y nadie protestó cuando nos llevaron, justamente, a Guanaco y a Pehuajó.
En otra parte del diario, ni lerdos ni perezosos, hay una solicitada de página entera donde el oficialismo municipal a pleno, ejecutivo y legislativo, meten la cuchara. ¡Magistral!, una oportunidad política que no se privaron de aprovechar. Ni el intendente se resistió.
Se atropellan por expresar su repudio al cierre y fusión de cursos y repetir como loros que todos los males empezaron con la asunción como gobernadora de la provincia de Buenos Aires de María Eugenia Vidal.
La debacle empezó ahí. Los 35 años anteriores no cuentan. Los chicos no comprenden lo que leen, cuando leen… pero, claro,  también es culpa de la gobernadora y de su lugarteniente Rita Arriarán.
Lo mas fácil, lo que han hecho siempre, es tapar los problemas con plata. Bueno, se debe haber acabado seguramente porque, por primera vez veo que están tomando medidas ingratas y difíciles, pero lógicas.
No sirve demonizar a las personas tratando el tema con deshonestidad intelectual.
Todos sabemos como son las cosas. Está en la calle, se respira que deseamos dejar de engañarnos y aprender a unir causa con efecto. Hay que respetar a quienes intentan cambiar y pagan costos.
Da pudor tanta mezquindad y oportunismo.
Es alentador escuchar que empiezan a animarse a tratar estos temas. Muy alentador. Ojalá sigan profundizando. 
Y ojo, no estoy hablando de presupuesto, de déficits, de puestos de trabajo, de educación ni de escuelas rurales… aunque también hay que hablar de eso.
Estoy hablando de reconciliarnos con la verdad y hablar con honestidad intelectual sobre como hacemos para salir hacia adelante.
La cháchara mentirosa, que me recitan desde siempre, tiene a la educación pública agonizando. 
¿No lo ven?
Juan Martín Perkins.